Nada es peor

Hace un mes que espero la cita que nunca llega. ¿Dónde quedaron esas ganas que tenías de salir conmigo? Ya no me puedo conformar con verte dos veces por semana durante miserables 50 minutos. Esta incipiente falta de interés está comenzando a generarme desazón. No me agrada que me dediques tiempo a cuentagotas; no pretendo que seamos "culo y calzón" pero, ¿es mucho pedirte un sábado a la noche, un domingo a la tarde?
Nada es peor que obligarme a aguardar algo que no sé si va a venir. Pero como justamente no sé si va a venir, sigo esperando. Puede que dentro de poco diga "hasta aquí llego señor", porque para esto no hay paciencia que aguante demasiado. Si realmente te interesara salir conmigo, habría un poco más de esfuerzo de tu parte.
No quiero sonar sentenciadora, pero ya pudre todo esto, se me está acabando la paciencia. Sólo una chance más, y si no hay cambios, "chau pichi" y cada uno seguirá su camino. Es una porquería: yo espero inocentemente y vos... bueno, por ahí andás. No copa ni un poco, pero doy una oportunidad más.